Día del Comunicólogo: una fecha para celebrarse

Un par de semanas atrás se acercó a mi uno de mis colaboradores favoritos (comunicólogo por cierto) y me sugirió escribir sobre mi experiencia trabajando desde hace ya varios años con comunicólogos. Era el pretexto perfecto, pues se acercaba “el día del comunicólogo” y desde mucho tiempo atrás, he trabajando hombro a hombro con ellos.

Sin dudarlo ni un instante acepté, pues desde que emprendí mi negocio hace poco más de 18 años, unos de mis primeros colaboradores fueron comunicólogos y a quienes hoy defino como unos de los profesionistas más versátiles, responsables y valiosos del mercado laboral en México.

Como todo emprendedor, al inicio solía hacerlo todo yo: prospectar, vender, diseñar, tirar código, facturar, administrar, contestar el teléfono y mil actividades más que francamente nadie te cuenta cuando decides poner en marcha tu emprendimiento.  Nota al margen queridos lectores: escriban mucho sobre este tema y compartan sus experiencias con otros emprendedores, créanme que sus aportaciones serán altamente valoradas.

A cerca de tres meses de haber fundado Telaio, mi Agencia de Marketing Digital, decidí embarcarme con la renta de nuestra primer oficina, compramos algo de equipo de cómputo, mobiliario y contratamos servicios básicos. Al paso del tiempo comprendí que la fórmula de hacer todo con mis propias y limitadas manos, definitivamente sería una receta que a la larga no funcionaría del todo bien.

Nadie me enseñó sobre reclutamiento, ni sobre perfiles aptos para mi negocio, así que bienvenida la experimentación.

Mi lógica inicial era contratar personal para las áreas donde mis clientes demandasen resultados: diseñadores, desarrolladores web y ejecutivos de cuentas.  Fue en este punto donde me sonrió un maravilloso golpe de suerte: un buen amigo se enteró de que estaba al borde de la locura y me sugirió contratar a una de sus alumnas recién egresadas de la carrera de Comunicación.

Hoy puedo decir que haberla contratado fue una extraordinaria decisión, pues sentí cómo la capacidad operativa de la agencia rápidamente se amplió al pasar de ser sólo yo a percibirse como 3 o 4 personas.  Descubrí la enorme versatilidad y habilidad que tienen los comunicólogos de ser “multitask” sin perderse en un mar de desesperación: disfrutan su trabajo y sus aportaciones suelen fomentar el crecimiento.

De un día para otro contaba con una colaboradora que realizaba funciones de diseñadora gráfica, corrector de estilo, creativa y ejecutiva de cuentas sin pasar por alto que también hacía las veces de conmutador; yo por fin podía salir a vender y cerrar más proyectos para la agencia.

Mis comunicólogos: eclécticos y de obsesiva atención al detalle.

Con esto no pretendo asegurar que un comunicólogo deba suplir a un diseñador, mercadólogo, publicista o cualquier otro perfil especializado, más bien es reconocer la formación ecléctica que tienen y su obsesiva atención al detalle, a la ortografía y a su desarrollada capacidad de comunicación.

A 18 años de haber contratado a mi primer comunicóloga, me detengo a reflexionar que sigo dependiendo (felizmente) de un equipo multidisciplinario compuesto por más comunicólogos, diseñadores gráficos, mercadólogos, publicistas e ingenieros donde curiosamente 40% de ellos son Licenciados en Ciencias de la Comunicación.

Gracias LCC’s por su disposición, por tomar riesgos, por su autodisciplina, por ser auto-críticos, por no dejarme pasar una sólo falta de ortografía, por expresar siempre sus ideas, gracias por emocionarse con un nuevo proyecto, con un fan más, con una nota de blog exitosa (o no tanto) y gracias por ser parte de mi historia, de mi negocio y de mi familia.

Así pues y a título personal, quisiera celebrar con emoción su día autoproclamándome (si ustedes así me lo permiten, dado que soy Ingeniero y no LCC) como miembro honorario de su gremio y un ferviente admirador, es por ello y por mil cosas más que Amo Ser Comunicólogo.

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